1 de octubre de 2009

Dos meses y estoy de regreso

Ya hace algo más de dos meses que no me pasaba por aquí, que no me daba una vuelta por mi propio patio. En definitiva, por mí misma. Y no ha sido porque sí: siempre hay un motivo, aunque uno no lo sepa o aunque simplemente no quiera poner atención en ello.
Mi motivo era que me encontraba cansada y estos dos meses sin escribir, sin reflexionar en letra escrita (que es casi mi forma más eficaz de hacerlo), han sido mi tiempo de vacaciones mentales (porque de las otras, las laborales, casi no he tenido).

Y ahora, dos meses después, pero sobre todo una semana alejada del entorno habitual -léase, Barcelona-, he decidido que ya he vuelto de esas vacaciones y que nuevamente me pongo en acción.
Es gracioso, más bien paradójico, pero mi mente entra otra vez en acción -y abandona el ajetreo del día a día, del no poder parar ni para pensar dónde ni cómo estoy- cuando le he dado al cuerpo un poco de descanso. Cuando el verano ha quedado atrás y llega mi estación preferida: el otoño.

El mar, el sol y Lisboa me han ayudado a ello. ¡Viajar! Añoraba irme, ¡cuánto lo echaba de menos! Y ver lugares y gente nueva. Mirar, mirar y mirar, pero de otra forma, buscando rincones y guiños distintos. Escuchándolo, oliéndolo, tocándolo y saboreándolo todo.

Dos meses y pico después estoy renovada. En este tiempo han quedado muchas experiencias atrás -buenas y malas, como siempre- y toca coger impulso para no perder fuerza. Ni ganas, ahora que parece que no hay desesperanza ni hastío.

Las imágenes me acompañan y ésta es una de las que he capturado por ahí, que creo que reflejan más cómo me siento: "Ninguem pode sonhar por ti", es decir, nadie puede soñar por ti. Y yo me he propuesto volver a soñar por mí misma.