23 de enero de 2008

Quedan 8 días

Una concentración comunitaria nasa. Foto de la ACIN
Dentro de sólo 8 días, me voy. Todos, o casi todos mis amigos y personas cercanas lo saben porque no me he cansado de repetirlo, porque es algo que me apetece mucho hacer. Pero, por más que he explicado a dónde voy y con quiénes voy a colaborar, es posible que no a todo el mundo se lo haya contado con claridad.

Así que aquí van unas pistas y mejor que cada uno descubra por sí mismo hacia dónde me dirijo, que a mi regreso ya me encargaré yo de mostrar el trabajo realizado.
Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca

20 de enero de 2008

Aprender

Cables en el cerebro. Fragmento de un grafitti de Excusados. Bogotá, febrero 2006
Aprender es sentir que todo es sorprendente, todo es nuevo y nos abre puertas a opciones desconocidas hasta el momento. Es descubrir que muchas cosas encajan en un mecanismo más global y que tienen su porqué. Aprender y ser consciente de que se está aprendiendo -¡en cualquier ámbito de la vida!- es una de las mejores sensaciones, una de las emociones más valiosas y regeneradoras que puedan existir.

Sin embargo, aprender sobre uno mismo cuesta mucho más y no siempre lo que uno descubre es agradable y fácilmente aceptable. Pero es imprescindible llegar a ese momento de autoreconocimiento, de los propios puntos fuertes y de aquellos por los que se flaquea, para poder vivir lo más intensamente posible, con la tranquilidad de conciencia que nos permita seguir adelante con la máxima energía.

Por el camino, también se aprende, se descubre el funcionamiento de la maldad humana, de la crueldad inexplicable y sin sentido aparente; la existencia del sufrimiento y del dolor. ¿Por qué tiene que existir? ¿Por qué he de ser yo quien lo conozca? Es una verdad irrevocable que el dolor y el mal existen, lamentablemente es así. Podríamos cerrar los ojos y pensar que vivimos en el país de la ilusión y la felicidad eterna, y eso nunca sería verdad.

Pienso que es mejor saber cuál es la magnitud de la tragedia para poder hacerle frente y tratar de minimizar sus efectos. Conocer cuál es la cara del mal para reconocerla cuando camina a nuestro lado, cerrarle el paso y tratar de transformarla.

Aprender cómo son las cosas para poder cambiarlas. Vivir intensamente cada día para intentar vivir con más intensidad si cabe al día siguiente.

8 de enero de 2008

China y la pena de muerte

Hay tanta locura y sinrazón en el mundo de hoy de la que se podría hablar, que no sé por dónde empezar. El espanto no tiene límites, más allá del horror e impotencia que me producen (como a casi toda persona razonable y pacífica) los magnicidios como el de Benazir Bhutto, los crímenes terroristas al igual que los crímenes perpetrados desde el Estado, la negación del derecho a la libertad en cualquiera de sus variantes, por no hablar de las guerras (hoy llamadas conflictos armados para suavizar lo que implica la palabra guerra). Porque hay crueldad que viene disfrazada con piel de cordero.
Y es que leo en el diario El Mercurio Digital una noticia con la que se me revuelven las entrañas, y no precisamente por cómo la plantea el periódico. Y dice así: "China prevé aumentar el empleo de la inyección letal para la ejecución de condenados a muerte, considerándola un "procedimiento más humano" que el tiro de pistola en la nuca". Es inaudito. No tengo palabras suficientes con las que expresar la podredumbre humana que implica esa justificación horrible de los asesinatos por parte del Gobierno de la República Popular (?!!) China.
Y ahí estamos todos los miembros del resto de la comunidad internacional sonriendo ante ese maravilloso gesto humano, cerrando acuerdos comerciales y nucleares con la cúpula dirigente china y comprando sus productos sin parar. Deberíamos denunciar y boicotear a ese país, a ese gobierno, aunque no a los ciudadanos que llegan a nuestras ciudades desde China porque sin duda muchos huyen de la represión, además de la miseria.
Y lo mismo que digo de China, lo digo de todos esos estados que aplican la pena de muerte y/o la impunidad del poder. Mal día el de hoy.
Aunque pudiera vislumbrarse un atisbo de luz más allá, que para mi sorpresa proviene de EE.UU. y lo leo en El País: "El Tribunal Supremo de EE UU empezó a analizar ayer si la inyección letal es demasiado cruel y debe ser ilegalizada". Un rayo de esperanza para iluminar el día. Pero dejando a un lado la ingenuidad, porque no se valora la abolición de la pena de muerte en sí, sino del método más usado en los Estados Unidos para aplicarla. Día gris al fin y al cabo.