Esta vez he conseguido hacerme yo misma, y mientras estoy lesionada, claro, una foto de mi mano derecha con una cámara pesada (cuyo disparador y control de funciones se activan con la propia mano derecha).Hay más de tres razones para, por fin, haberlo intentado y para publicarlas ahora. Pero esas razones, en este caso me las guardo para mí y cada quien que apueste por las suyas.
Esta mano mía, tantas veces vista en circunstancias parecidas, ya forma parte de mi folklor personal. ¡Un saludo a lo hawaiano!... casi obligado.

