
Hay más de tres razones para, por fin, haberlo intentado y para publicarlas ahora. Pero esas razones, en este caso me las guardo para mí y cada quien que apueste por las suyas.
Esta mano mía, tantas veces vista en circunstancias parecidas, ya forma parte de mi folklor personal. ¡Un saludo a lo hawaiano!... casi obligado.