22 de mayo de 2008

De paseo

Voy caminando hacia casa y llovizna lo justo para que pueda ir sin paraguas. Son las 11 de la mañana y es la hora de los paseos matinales de los jubilados. Camino en paralelo a uno de ellos, un señor canoso, que lleva un paraguas cerrado en la mano y un buen ritmo de paso. De pronto, alcanzo a oír cómo dice, con acento andaluz, y casi canturreando: "Voy de paseo...", y aquí hace una pequeña pausa, para concluir: "al otro mundo".
Y me quedo de una pieza pensando en la claridad de mente de ese señor y en la fortaleza emocional con la que afronta la muerte, un tema que aún sigue siendo tabú en nuestra sociedad, aún formando parte de la vida.

18 de mayo de 2008

Guerra y Paz

Esto podría parecer un alegato pacifista o belicista, o quizás un tratado sobre la extensa obra de Tolstoi. Pero voy por otros derroteros.
El caso es que el viernes me crucé por casualidad con Pedro Guerra, el cantantautor canario, cerca de Plaza Catalunya en Barcelona. Esa misma noche daba un concierto en la ciudad. Fue sólo un segundo pero me encantó cruzármelo. No pasó nada más, es decir, ni hablé con él, ni le pedí un autógrafo ni una invitación para la actuación de la noche. Ya se sabe que los catalanes somos muy discretos y poco agobiadores de los famosos: les vemos en la calle, comprando en la misma tienda que nosotros o tomando un café en una terraza y la cosa no pasa de ahí. Nos sentimos bien por compartir los mismos espacios que ellos pero respetamos su vida cuando bajan de los escenarios, cuando se alejan de los focos y las cámaras.
Así que vi a Pedro Guerra y pensé lo buen compositor que es, lo buen hilvanador de palabras y trabajador del lenguaje. Y entonces, inmediatamente pensé que no es justo que tenga ese apellido, Guerra, por su significado: con lo tranquilo y antiguerrero que es él, a juzgar por sus canciones.
Eso me llevó a reflexionar en lo bonito que debe ser llamarse Paz, ya sea como nombre de pila o como apellido. Ahí está, sin ir más lejos, Octavio Paz. Él sí debía ser feliz cada vez que pronunciaba su nombre, que lo escribía, que lo escuchaba repetir por otros. Ahora, mientras nosotros leemos su legado, el mexicano debe estar pacíficamente descansando en paz.

15 de mayo de 2008

Naftalina

Volando entre las nubes hay personas queridas que ya no están entre nosotros. Bogotá-Quibdó, marzo 2008
Voy en el metro y huele a naftalina. Es un olor a rancio tan intenso que me tengo que agarrar a la barra metálica para no caerme en medio del vagón en marcha.
Trato de adivinar de dónde proviene tremendo hedor y sólo se me ocurre como fuente de la pestilencia ese bolso tan llamativo, recargado, de charol blanco y con flecos. Su poseedora ha debido tenerlo guardado muchísimo tiempo, a juzgar por el inmenso caudal de efluvios olfativos que emana. Y no la culpo, porque es absolutamente horroroso, horrible, feísimo, un atentado para el buen gusto, pero también para el malo porque va más allá.
Lamentablemente no pude fotografiarlo, pero da lo mismo: dejo que la imaginación haga bien su trabajo y os permita crear estructuras horrendas susceptibles de convertirse en un bolso femenino y presuntamente moderno.

La parte buena de la historia -más allá de reafirmar mi buen gusto estético en comparación con el de la portadora de ese, llamémosle, "utensilio nefasto"- es que el sólo hecho de que llegara hasta mi sentido del olfato semejante "antiperfume" me ha traido a la memoria recuerdos infantiles. Me ha recordado a aquellos tiempos de mi niñez en los que las abuelas, en general -las mías y las de todas mis amigas, primas, primos y vecinas-, abrían sus armarios y de allí se escapaba todo un mundo de olores claustrofóbicos que había permanecido encerrado en abrigos cubiertos por bolsas de plástico.

Y me acordé del armario de mi abuela, de mi yaya Dolores, que era como un lugar mágico y prohibido, sólo visitable cuando ella nos dejaba ver sus vestidos de verano en tiempo de vacaciones. Cuando preparaba su maleta para irnos a la torre con huerto y balsa que era nuestro refugio veraniego, además de un paraíso de juegos para mi hermana y para mí.
Entonces yo tenía unos 6 años y la yaya, quizás, setenta y tantos. Hoy tengo 35 y sé que mi yaya me envía su protección y sus besos escondidos en olor a naftalina.

13 de mayo de 2008

Sin hogar, con dignidad

Dentro del círculo rojo se adivinan los pies de un hombre que duerme al abrigo de las miradas inquisidoras cubierto por unos plásticos. Bogotá, marzo 2008. Pero podría ser BarcelonaMás de 12.000 personas muertas, 10.000 sepultadas bajo los escombros y millones en riesgo son el balance del fuerte seísmo que ayer se produjo en China, que tuvo nada menos que 1.800 réplicas del primer temblor. Así que toda esa cantidad de gente ha perdido su hogar, cuando no la vida o a seres queridos.
Si les sumamos los miles (se calcula que unos 100.000) que también se han quedado sin casa como consecuencia de los efectos devastadores del ciclón Nargis, en Myanmar (o Birmania), los acontecimientos de las dos catástrofes de la última semana que han tenido como escenario Asia adquieren proporciones desastrosas.
Y no hay posibles valoraciones contradictorias, porque en todo este horror, consecuencia de desastres naturales, la mano del hombre es sin duda la causa original. O si no fuera tan evidente, sí que la actuación del hombre sobre el medio ha tenido mucho que ver.
Por no hablar de la gestión del desastre, de la crisis humanitaria y del auxilio. Porque si no está garantizado un derecho humano como es el de la libertad, todos los otros desaparecen también arrastrados por la represión. Una represión que ejerce la Junta Militar sobre una población a la que gobierna y a la que, teóricamente, está obligada a proteger.
Creo que, salvando las distancias, en China ha pasado algo parecido. En este caso, veremos cómo actúa el Gobierno chino en las próximas horas respecto a la ayuda humanitaria extranjera. Es posible que no vete su acceso, pero ello no constituiría una evidencia de que el Gobierno de Hu Jintao es totalmente democrático. De hecho, las condiciones vitales en las que se ve obligada a vivir la población de ese país son consecuencia de la política vertical e inflexible de su Gobierno, y son esas precarias condiciones las que pueden haber influido en que las consecuencias del seísmo hayan sido más graves y hayan a fectado a mayor número de población. Es decir, si los inmuebles (viviendas, escuelas y otros edificios destruidos) que han sido la tumba de miles de chinos hubieran sido construidos atendiendo a mayores requisitos de seguridad, problablemente hoy hablaríamos de menos víctimas mortales.
De todos modos, tampoco nosotros estamos libres de pecado, porque nuestra sociedad también margina y vulnera el derecho a la vivienda. Y no es que se trate solamente de que cada vez nos cueste más llegar a fin de mes tras pagar el plazo de la hipoteca o el importe del alquiler. Ni se trata de que tengamos que quedarnos a vivir ad infinitum en casa de nuestros padres porque no tenemos suficiente dinero para independizarnos, que todos sabemos que eso pasa. Lo peor es que cada vez vemos durmiendo en el suelo a más congéneres nuestros cubriéndose con un simple cartón. Y ya no están en chabolas reunidas en los suburbios de nuestras ciudades. Están en la puerta de casa, en el banco del parque o al calor del cajero automático. Ante nuestras narices.
Pero aún más preocupante es que acaben por pasar desapercibidos a nuestras miradas. Porque son tantos y nos duelen tanto, que ya ni los vemos porque mirarlos nos obliga a pensar y, si tenemos algo de corazón, a reflexionar sobre los valores de nuestro sistema y, finalmente, a rebelarnos contra él. Pero están ahí, son personas, no tienen hogar pero sí dignidad.
Deberíamos volver a mirarles y a sonreírles para que, por lo menos, no dejemos que pierdan su dignidad.
A mí me está costando, pero he vuelto a mirar a los ojos al señor que cada día amanece en el rellano de la autoescuela que hay dos calles más allá de mi casa. Creo que mirarle significa devolverle su existencia social y evidenciar que no vivimos en una sociedad justa. Queda aún mucho por hacer.

8 de mayo de 2008

Sobre la libertad, Myanmar y Cuba

No por más pedirla o reivindicarla, se desgasta. Se llama Libertad y, a pesar de que a la práctica totalidad de los gobiernos y jefes de Estado se les llene la boca con su nombre, muchos de ellos la destierran a conciencia. Y prohiben que tanta gente la conozca y se beneficie de su ejercicio. Ahora les ha vuelto a tocar a los más desfavorecidos experimentar la falta de su presencia.
En Myanmar todos los datos apuntan a que más de 100.000 personas han muerto como consecuencia del ciclón Nargis y del blindaje a que somete a su población la dictadura militar que gobierna en ese país. Porque no deja que llegue la ayuda humanitaria, porque bloquea el acceso a los medios de comunicacion externos, porque controla y tergiversa la información referente al desastre. En definitiva, porque coarta la libertad de toda una nación y también del resto del planeta: al negarnos el deber de auxiliar a los afectados (y a ellos el derecho de ser auxiliados), así como nos niega el derecho a la información, a la libertad de prensa y de expresión. Pero ante la presión internacional, parece que la Junta Militar birmana ha decidido abrir las fronteras a la ayuda internacional. Lamentable que haya tenido que morir tanta gente para que unos pocos cedan sólo un milímetro. Más info en esta noticia.

Myanmar es el último de los graves casos de represión que asolan nuestro mundo. Pero hay otros muchos que ya llevan décadas vigentes. Y ahora vuelven a saltar a la actualidad. Como el de Yoani Sánchez, la cubana que ha sido galardonada con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital por su blog Generación Y, y que finalmente no podrá viajar a Madrid a recoger su premio ya que las autoridades de Cuba le han negado esa posibilidad. No esperaba menos de un régimen autodenominado "popular y revolucionario" que lo que hace es coartar las libertades de sus ciudadanos.
Para colmo, me pongo a buscar el blog de Yoani en Internet y, evidentemente, ha sido clausurado y bloqueado su acceso*. Así que la inmobilizan físicamente sin dejarla salir del país pero además la inmobilizan también intelectualmente al vetar su canal de expresión. Afortunadamente, los largos tentáculos del poder castrista no pueden cargarse también al poderoso Youtube, donde he encontrado una entrevista que The Wall Street Journal Online le hizo en su momento (entre tantos otros medios, accesibles desde ahí). Vale la pena verla expresarse libremente.



Es fascinante el poder de democratización del acceso a la información que aporta Internet (algo que traté de transmitir a un grupo de indígenas guambianos de Colombia cuando les impartí un taller con ese leit motiv). Y es que la red -bien utilizada- ha permitido que una sola mujer, desde un ordenador, pueda hablar para el mundo y poner en jaque a todo un Gobierno.
No querría ser ave de mal agüero pero esperemos que su vida no corra peligro; demasiadas miradas internacionales están puestas sobre ella y visibilizan su causa. Eso es lo que les queda a los perseguidos por sus ideas, sexo, etnia o religión: no apartemos de ellos la vista, hagamos que no lleguen a ser invisibles para que puedan seguir viviendo y reivindicando sus derechos.

* Afortunadamente, el "bloqueo" del blog Generación Y ha sido algo temporal, quizás causado por la gran cantidad de visitas que ha recibido o qué sé yo. El caso es que, ¡menos mal que ya es posible acceder a él! Mi amiga Vicky, desde Colombia, me avisó de que sí podía leerlo y yo he vuelto a intenar entrar en la página 12 horas después de cuando escribí este post y ¡eureka!, también es posible desde España. Aquí va el link para que podáis conocer el trabajo de esta valiente mujer.

5 de mayo de 2008

Tú, yo y los demás


Las relaciones entre las personas son extrañas. Y reflexiono sobre ello después de ver la fantástica película "Tú, yo y todos los demás", la multipremiada ópera prima de Miranda July. A veces hay una conexión inmediata y a veces no se puede forzar lo imposible. En esos dos casos la cosa, para bien o para mal, está clara.
Lo raro de verdad empieza cuando hay buena conexión, sintonía, entendimiento entre dos personas y luego el odio entre ellas se hace insoportable. Y llegan a comportarse la una con la otra como si no se conocieran, como si nunca hubieran sido importantes la una para la otra. Entonces la otra se ve actuando con la una de ese mismo modo. Y ese segundo paso se me hace casi más triste que el primero.
No sé si me acabo de explicar, de hacerme entender. Pero creo que todas aquellas personas que se han visto implicadas en ese tipo de relaciones -sean amorosas, de amistad, de trabajo o de cualquier clase- me comprenderán a la perfección.
En cualquier caso, racionalmente, sigue siendo inexplicable este comportamiento entre personas. Y emocionalmente ya no digamos, más increíble aún para mí. Las decepciones son excesivas: demasiadas personas que creía valiosas se han acabado comportando de forma extraña, movidas únicamente por el propio interés, utilizando a antiguos seres queridos sólo a su antojo.
Lo que me molesta -más allá de la decepción emocional que comporta, de esa especie de amputación de una parte del corazón- es que le obligan a una a actuar de esa forma, a pesar de que ese comportamiento vaya en contra de la propia manera de actuar. Se trata quizás de una forma de supervivencia.
En definitiva sólo quería decir que basta ya de abuso de la amistad, de la buena fe y de la bondad de las personas. Seamos honestos y dejemos, por favor, de ser crueles con aquellos que nos ofrecen su corazón y su amistad.

2 de mayo de 2008

Paredes que hablan: por la libertad de expresión

El 3 de mayo es el Día de la Libertad de Expresión. Por eso, quiero mostrar algunas de las imágenes de protesta reflejada en paredes de Colombia. Porque a pesar de ser un derecho reconocido en ese país, la realidad es otra muy diferente ya que Colombia es uno de los países en los que más periodistas están amenazados de muerte, si es que no son asesinados en el ejercicio de su deber de informar (más info en este artículo).

Éste es mi pequeño homenaje y reconocimiento a su labor y mi denuncia por su situación. Por el derecho a la libertad de expresión, por la vida en libertad.

Rótulo de uno de los rumbaderos del río Pance, en Cali. Marzo 2008 En ese orden de prohibición, claro: es más importante que los clientes no entren con licor que con armas... no hace falta comentar nada más.

Bogotá, marzo de 2008 La dignidad del pueblo colombiano se puso nuevamente de manifiesto en la marcha del 6 de marzo, convocada por el Movimiento de Víctimas de la Violencia -procedente de cualquier grupo, también de los crímenes de Estado y paramilitares- en Colombia.

Popayán, marzo de 2008 Una de las pancartas de protesta contra la violencia y la guerra que colgaban en el Parque Caldas, la plaza central de Popayán, el día de la marcha del 6 de marzo.

Popayán, marzo de 2008 El nombre esta funeraria es parte del negro sentido del humor colombiano. Ya que tienen que convivir con la violencia, le buscan el lado irónico a la "muerte".