4 de agosto de 2006

¿Estamos todos locos o qué?

La Naturaleza a veces decide que es hora de desmelenarse y nos deja sentir las consecuencias de ese vendaval en forma de desastre natural tipo inundación, erupción volcánica, huracán, terremoto o tsunami,por poner algún ejemplo. En esta zona del mundo suele manifestarse en "modo ausente", es decir, la fenomenología atmosférica variada brilla por su ausencia y trae consigo una sequía pertinaz que va desertificando lo que antes eran verdes valles. Una auténtica pena además de un desastre natural progresivo, dificilmente reparable.

Pero bueno, contra las fuerzas de la Naturaleza el hombre, vil insecto en el Universo, poco o nada puede hacer a posteriori. Sólo queda estirarse de los pelos, darse cabezazos contra la pared y lamentarse, y a veces reparar los daños en la medida de las posibilidades. La cuestión, como en la mayoría de los conflictos, crisis, etc, es incidir en los a priori y trabajar pensando a largo plazo. Ahí radica la dificultad, porque eso requiere muchísima más organización, coordinación, interés, y como los humanos también tenemos otro defecto fatal, la conocida "Ley del mínimo esfuerzo", pues nos quedamos trabajando a corto plazo. Resultado, provocamos errores/desastres también a corto plazo con miles de consecuencias a largo plazo que ni si quiera hemos sido capaces de imaginar. Un horror, vamos.

Para colmo de males, no tenemos suficiente con provocar daños irreparables en el planeta que nos acoge -¡oh, pobre ingenuo!- si no que hemos decidido que mejor será matarnos entre nosotros cuanto antes y de la forma más sangrienta posible. Así, cuando hayamos destruido la Tierra no habrá a penas nadie que sea testigo del desastre. Sencillamente brillante, ¿verdad?

Pues con la misma sencillez opino que estamos todos locos de atar y que no sé si mejor sería que un meteorito de esos perdidos del espacio decidiera darse una vuelta por la órbita terrestre y arrasara la zona, en plan castigo divino. Sería un escarmiento de la leche, pero lo malo es que no lo sería para nadie, porque estaríamos todos en la dimensión desconocida. Con lo que el método meteorito asesino tampoco sirve.

Así que, digo yo, ¿qué tal si dejamos ya de odiar a nuestro vecino, que suficiente tiene con intentar sobrevivir y existir en un mundo como éste, igual que nosotros? ¿Qué tal si vivimos nuestra vida pensando en las consecuencias que tienen nuestras acciones en el resto de personas y en la Naturaleza? ¿Qué tal si dejamos ya de intentar acaparar y acaparar cosas que de nada nos van a servir cuando el barquero nos haga cruzar el río?

Asesinos del mundo, seáis miembros de un ejército o no, que sea estatal o no, reconocido por muchos o no, váis a acabar muriendo a manos de otro muy semejante a vosotros y no habréis conseguido nada más que matar y morir. ¿Qué tal opción os parece vivir y dejar vivir? Yo pienso que es la mejor. De una lógica aplastante. Creo que se llama sentido común, aunque al final resulta no ser tan común.

No hay comentarios: