19 de marzo de 2007

Los cumpleaños son raros

En el día de mi cumple me gusta sentirme anónima, como cuando uno viaja en el metro Pues eso, que los cumpleaños se me hacen cada vez más raros. Y la mayoría de veces uno celebra más por "aplastante petición popular" que por las propias ganas. Aunque lo mejor de todo es que una vez inmerso en la celebración, pues no se pasa tan mal, la verdad.
Debe ser cosa de la timidez, digo yo. Pero es que odio tener que poner cara de "sí, hoy es mi día y me lo voy a pasar mejor que nunca", si lo que tengo ganas de hacer es quedarme en casa mirando al infinito o comiendo patatas chips.
Ya sabemos lo que toca: sonrisa por aquí, besito en la mejilla por allí, un "qué bien estás para la edad que tienes, hija" al que respondo sinceramente agradecida, que sí que sí. Las cosas de la cortesía, que a mí me encanta hacer para los cumpleaños del resto del universo, pero no para el mío. Metería la cabeza debajo de la tierra como un avestruz.
Como digo, yo soy de las que hacen las fotos, no de las que gustan de salir en ellas: me muero de vergüenza y además acabo haciendo cualquier mueca fatal, a no ser que no me dé cuenta de que estoy siendo fotografiada.
En fin, que soy la mejor anfitriona de las fiestas de otros y un horror con las mías propias, por eso prefiero no celebrar mis cumpleaños cuando se supone que debo hacerlo y quizás, un mes después se me ocurra hacer algo menos formal.
Así que muchas felicidades a todos los que hoy celebran el día de su no-cumpleaños, como pienso hacer yo a partir de ahora.

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