Esta mañana me he puesto unos zapatos que me llevé de vacaciones a Berlín hace quince días. Y sólo con ponérmelos me he sentido como Dorothy en "El mago de Oz", porque me han transportado en el tiempo y en el espacio. Todavía quedaba arena de la orilla del río Spree y, al enfundármelos, he notado ese tacto rasposo -¡pero tan veraniego y feliz!
Y desde esta mañana sigo caminando con arena en los zapatos, con todo lo que eso implica para mí. Vuelvo a caminar por Berlín, a sentarme al sol en la ribera del Spree, descansando tras recorrer los restos del Muro en East Side Gallery.
Y mientras vuelvo a caminar con arena en los zapatos, no puedo dejar de recordar lo duro que debió ser para la gente del Berlín Este vivir como adormecidos, viendo pasar la vida a través de un agujero.
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