Dicen los indígenas de América del Norte que un hombre que no canta ni baila es un hombre peligroso. Sinceramente, no me fío de la gente a la que no le gusta la música, que no se apasiona con ella.
La sabiduría popular del otro lado del Atlántico también viene a concluir lo mismo que las comunidades originarias de Norteamérica con el dicho: "La música amansa a las fieras". Por lo que se deduce que si los hombres somos animales y los animales, fieras, entonces la música amansa a los hombres. Y llegamos al origen, porque el hombre deja de ser peligroso -esto es, fiera- si canta y/o baila.
Dándole más vueltas al asunto, no cuesta ver más allá y darse cuenta de que, sin duda, la música es el lenguaje universal capaz de traducir y transmitir sensaciones a gente de todo el Globo, rompiendo fronteras culturales, idiomáticas e ideológicas.
Dándole más vueltas al asunto, no cuesta ver más allá y darse cuenta de que, sin duda, la música es el lenguaje universal capaz de traducir y transmitir sensaciones a gente de todo el Globo, rompiendo fronteras culturales, idiomáticas e ideológicas.
A lo mejor, durante las grandes cumbres mundiales de poder debería haber un DJ que, con su música, transformara a los jefes de Estado, militares y demás magnates en hombres no peligrosos que llegaran a acuerdos realmente inofensivos para el resto de la Humanidad.
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