Cuando oigo que alguien dice "Yo me como la vida ¡a bocados!", a mí lo que me da el sujeto no es otra cosa sino miedo. Y eso que cuando alguien dice semejante frase se supone que se trata de un personaje lleno de vitalidad que no espera a que la vida le sorprenda sino que se lanza a buscar las propias sorpresas. Por eso se sobreentiende que es un ser digno de admiración por su vitalidad e iniciativa.
Repito, a mí un escalofrío me recorre la espalda y no puedo más que pensar en una especie de cavernícola dispuesto a desgarrar a dentelladas un botín que, tranquilamente, podría ir saboreando sin prisa pero sin pausa.
¡Que te vas a atragantar! ¡Que no ves ni lo que te comes! ¡A ver si te van a dar gato por liebre!
Mejor piénsate bien que menú vas a elegir y acábatelo enterito, porque creo que así la vida sabe mucho mejor.
Repito, a mí un escalofrío me recorre la espalda y no puedo más que pensar en una especie de cavernícola dispuesto a desgarrar a dentelladas un botín que, tranquilamente, podría ir saboreando sin prisa pero sin pausa.
¡Que te vas a atragantar! ¡Que no ves ni lo que te comes! ¡A ver si te van a dar gato por liebre!
Mejor piénsate bien que menú vas a elegir y acábatelo enterito, porque creo que así la vida sabe mucho mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario