31 de mayo de 2007

Ellos son lo más valioso que tengo

A veces me doy cuenta de que estoy tan encerrada en mis propios pensamientos e incertidumbres existenciales que no me entero. Que no, que no me entero de que lo verdaderamente valioso e importante de mi vida son mi familia más cercana, mis amigos y todo lo vivido.
Pero afortunadamente, otras veces me sobrevienen breves momentos de lucidez y soy consciente de todo eso: de lo que quiero a todas esas personas, de lo imprescindibles que son, principalmente porque son lo único que vale la pena. Estén cerca, a 20 ó 9.000 kilómetros. Hable con ellos cinco veces al día, una o ninguna. Les vea cada día, cada semana o una vez al año. O quizás no les vuelva a ver nunca. De algunos de esos amigos nunca más supe pero siguen siendo importantes para mí porque alguna vez fueron lo más importante.
Si lo pensamos bien, cada uno es el producto de todas esas interacciones, el resultado de haber vivido un montón de experiencias inolvidables, maravillosas aunque no siempre gratas.
En fin, este post lo escribo tras uno de esos instantes brillantes en los que, mientras caminaba, se hizo la luz en mi mente y en mi corazón. Y les di a todas esas personas el aunténtico valor que tienen y se merecen.
A muchos os veo a menudo. Otros muchos de vosotros, donde quiera que estéis, seguís de algún modo conmigo. Esto sólo es un gracias a todos por estar ahí.

29 de mayo de 2007

Se acabó, ya les han echado

No sé qué decir, sólo que era la crónica de un desalojo anunciado y esta madrugada se produjo. Varios furgones de los Mossos d'Esquadra llegaron y obligaron a abandonar el edificio okupa Miles de Viviendas a sus moradores, que salieron pacíficamente.

En las siguientes noticias hay más detalles:
El País: "Tres 'mosos' y un 'okupa' heridos en el desalojo de un edificio"
Europa Press: "Los Mossos d'Esquadra desalojan el centro 'okupa' Miles de Viviendas de Barcelona ante la oposición vecinal"
Sitio web de Miles de Viviendas

Repito que no sé qué decir, únicamente lo obvio: que el desalojo se ha producido sólo un día después de las elecciones municipales. Y con eso queda dicho casi todo.
Dentro de unas horas es muy posible que el edificio que fuera un amable lugar de encuentro para todo el que por allí pasaba ya no esté en pie, pasto de las apisonadoras. Ahora mismo, cuando son las 10:30 de la noche allí siguen efectivos policiales parapetados en la ya tapiada puerta de Miles de Viviendas, junto a sus respectivas furgonetas, custodiando tras una valla el acceso al edificio.
Os digo que es una imagen absolutamente desoladora: el que fuera un alegre hogar, con las puertas abiertas a todo el que lo necesitara, ahora se ha convertido en un edificio fantasma, al que le han dejado los ojos abiertos pero le han tapado la boca, con una mordaza que impide seguir gritando contra las desigualdades sociales y el afán especulativo por el que se rige nuestra sociedad, nuestra ciudad.

Veremos qué nos depara el "fantástico proyecto urbanístico" Port 2000, causa justificativa del desalojo y posterior derrumbe de una de las construcciones más emblemáticas de la Barceloneta.
Me atrevo a vaticinar que ningún beneficio social para el barrio y millonarios beneficios monetarios para constructoras y autoridades.

23 de mayo de 2007

Maldita montaña rusa

La bajada puede ser como caer por un precipicio del que no vemos el fondo
Hoy toca alegría, ilusión, ganas de emprender proyectos. Hoy es un buen día. Pero hace dos tocó todo lo contrario: desmotivación, no encontrarle sentido a nada, ni a la propia existencia. Yo lo llamo mi montaña rusa personal. No estoy segura, pero creo que casi todos estamos, desafortunadamente, subidos en esa maldita montañita que es totalmente agotadora.
Lo que pasa es que unos soportan el viaje mejor que otros. Ese subir lento y progresivo, fase a fase de la cadena de ascensión se disfruta de a poquito, gozando de las vistas, cada vez mejores. Aunque con la tensión de saber que tras la llegada a la cima -el clímax de la felicidad- nos espera sin remisión la bajada a los infiernos en 0,3 milésimas de segundo. Esa bajada que, de tan rápida, ni siquiera te da tiempo de reaccionar, de ver nada de lo que te rodea, ahogada por la presión del estomágo en la garganta.
Entonces, como siempre, llega la recta final, que es como la tranquilidad que sigue a la tormenta. Y vuelves a la realidad, verificas que continúas entera, aunque mareada y sin una noción exacta de cómo ni por qué has llegado hasta ahí. Asimilas más o menos por lo que has pasado y decides que te mereces un "subidón". Y te vuelves a montar.
Creo que la vida es así, o al menos para mí lo es. Lo difícil es prever cómo afrontar la bajada, prepararse para ella para apreciar al máximo los detalles y así poder disfrutar más de la subida.
Lo malo es que para saber eso, hay que haber dado unas cuantas vueltas en la montaña rusa. Y tener el valor de seguir subida en ella a pesar de que, a veces, uno ya está harto, cansado y se bajaría de la atracción.

15 de mayo de 2007

Ahora no me acuerdo de a qué venía esto

Tendrían que inventar una grabadora de memoria, que hiciera back ups inmediatos de lo que vamos pensando, para luego poder recurrir a ellos cuando no sabemos qué es aquello importante que teníamos que recordar sin falta. Porque yo me acuerdo de que me tenía que acordar de algo, lo malo es que no sé de qué. ¡Y eso me pone de los nervios!

Sobre todo porque cuando se me ocurre una idea buenísima buenísima, únicamente acabo recordando que se me ocurrió en algún momento de la mañana algo verdaderamente genial... que lamentablemente no puedo recordar.

Así que yo voto porque algún ingeniero informático-neuronal le dé forma a esta ocurrencia que he tenido ¡Por una vez me acuerdo de algo que tenía que recordar escribir! Total, que lanzo una llamada a los inventores, a los ingenieros y a los emprendedores del mundo tecnológico para que inventen esta maravilla que solucionaría mil problemas (si es que no está inventado ya y es un secreto de estado o algo así).

11 de mayo de 2007

Hablando solos

La vida moderna, es decir, la vida urbana moderna e impersonal, nos sume en la más horrible de las soledades, hasta tal punto que cada vez es más común ver a gente hablando sola por las calles.
Bueno, eso creía yo, hasta que me di cuenta (y de eso hace ya un tiempo largo, que soy un poco marciana, pero no tanto...) de que los que yo pensaba que hablaban solos a voz en grito por las calles, en realidad lo hacían con alguien real a través del manos libres del móvil. Pero, aunque ya sé que tienen un interlocutor al otro lado de los hilos de los auriculares y de las ondas telefónicas, no me acabo de hacer a la idea de esa imagen del ejecutivo agresivo (como decíamos hace unas décadas) hablando a pleno pulmón -con las manos en los bolsillos y mirando al infinito- como si le hablara a alguien que tiene delante.
Que no, que no me hago a la idea, que me parece un poco agresiva hacia el resto de los viandantes esa forma de proceder. Porque cuando uno habla con el móvil en mano, casi siempre procura bajar el volumen, para que todo el autobús no escuche su conversación. O, aunque se alce un poco la voz, la simple posición corporal ya le indica a todo el mundo que esa persona habla por teléfono.
De esta forma,"manos libres con auricular en la oreja y micro a media altura", no. Porque si, por ejemplo, ves a un tipo paseando y hablando solo, te desconcierta y por unos instantes crees que el hombre ha perdido la razón o que el estrés de la "yuppy life" le está matando y ya desvaría.
Pero, en cuanto le ves el cable colgando de la oreja, lo que te inspira es unas ganas terribles de decirle que deje de vociferar y de hacerse el gran businessman, que sus berridos generan contaminación acústica.

En fin, lo único que me alegra de estas situaciones es pensar que aunque la soledad y el aislamiento se ciernen sobre nosotros paradógica y peligrosamente en las grandes ciudades, aún no estamos tan mal como creía.

6 de mayo de 2007

Miles de Viviendas para siempre en la Barceloneta

Miles de viviendas, miles de ilusiones que pueden ser destruidosNo quiero que se vayan, no quiero que les echen del barrio. Son vecinos interesantes, pacíficos, que dan un toque de vida contestataria al barrio, que aportan una dosis de cuestionamiento sobre lo establecido. Y uno sabe que esa casa siempre está abierta si lo necesita, siempre hay alguna actividad cultural con verdadero trasfondo igualitario en curso.
Si echan a los moradores de Miles de Viviendas de ese edificio de la Barceloneta todos nos quedaremos un poco huérfanos, un poco a la deriva sin lo que ya es todo un icono de nuestro barrio, del ir y venir de la vida cotidiana de este rinconcito tan especial de la ciudad.
Es ya un tópico decir que, normalmente, los vecinos de este tipo de casas okupadas y autogestionadas para usos sociales y culturales están felices con los nuevos habitantes del lugar, porque no son problemáticos y han colaborado a cohesionar la vida del barrio. Y en el caso de Miles de Viviendas y la Barceloneta la historia se repite: los okupas de este edificio son personas sociables, inteligentes y nada conflictivas que han hecho florecer culturalmente lo que fuera un antiguo alojamiento de la Guardia Civil.
Si ellos se van, si les echan, como ya han intentado y están a punto de conseguir, una especie de agujero negro se cernirá sobre la construcción más antigua de la Barceloneta que hoy es un lugar muy especial.