8 de noviembre de 2008

Tiempos difíciles en el Cauca

La verdad hay que proclamarla a gritos, y los indígenas del Cauca llevan muriendo por ello desde hace 37 años He estado demasiado absorta trabajando durante cuatro meses: esa dedicación ocupaba todo mi tiempo y mi espacio físico y mental. Y en este último mes, las cosas han estado realmente difíciles para los indígenas en Colombia, en especial para las diferentes comunidades del Cauca. Era una deuda ética y moral -y sobre todo mi deseo- hacerme eco de ello en mi blog.

Ya en febrero de este 2008 declararon iniciado su proceso de liberación de la Madre Tierra, que implica principalmente la reivindicación de sus derechos como pueblos indígenas sobre un territorio que les pertenece por origen. Desde entonces sus líderes han estado recibiendo serias amenazas de muerte.

Por supuesto, a esa reclamación de devolución de tierras -que les prometió el Gobierno colombiano en 1999 y que todavía no se ha llevado a cabo-, se suma la proclamación de su orgullo identitario y la reiteración en manifestar que sus comunidades están absolutamente desvinculadas de cualquiera de los actores armados del conflicto: guerrillas y paramilitares. Por más que insistentes voces con poder político se empeñen en implicarlos como miembros de las FARC para desacreditar sus reivindicaciones. Falsas acusaciones, así de claro.

Mi propósito con este post, simplemente es el de hacer llegar el mensaje de estas comunidades indígenas sin las distorsiones de los medios de comunicación mayoritarios, dependientes en la mayoría de ocasiones de intereses económicos y políticos que se sitúan por encima de la transparencia informativa y de las vidas y culturas de los pueblos indígenas, en este caso.

Por eso, únicamente os invito a echar un vistazo a las noticias emitidas por los propios protagonistas de la movilización: desde las organizaciones indígenas ACIN o la ONIC, para que conozcáis de primera mano su versión. Y luego podéis compararla con la de medios masivos como El Tiempo, por ejemplo.
La verdad hay que proclamarla a gritos, y los indígenas del Cauca llevan muriendo por ello desde hace 37 años. En realidad, desde hace más de cinco siglos.

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