Leo que el Nevado del Huila, un volcán situado en el departamento colombiano del Cauca, al sur de Bogotá, está entrando en actividad y que el Gobierno ha declarado la alerta roja por el peligro que supone para la población de esa zona.
Inmediatamente me acuerdo de toda la gente que conocí en Páez-Belalcázar hace tres semanas (o ya casi un mes!), el municipio principal de la zona, donde está situada la Asociación de Cabildos Indígenas Nasa CxhaCxha. Pero también trabajaban para esa institución una ingeniera civil y un medioambientalista veterano, quienes me explicaron los peligros que implicaba una nueva erupción del volcán con la subsiguiente nueva avalancha del río Páez. Y quedé horrorizada por lo poco que se escuchaban sus advertencias desde Ingeominas y desde el Gobierno departamental. Advertencias fundamentadas en profundos estudios científicos provinientes, incluso, desde universidades mexicanas. Advertencias que se referían a las labores para impedir repoblar las riberas del río -zonas de alta peligrosidad por las continuas avalanchas- y, obviamente, porque se ha desoído su oposición a las inversiones millonarias y especulativas en la construcción de infraestructuras en esas áreas de peligrosidad.
Pues bien, cuando ahora leo en El País que hay alerta roja por la inminente erupción del volcán, pienso en las más de 10.000 personas que habrá que evacuar, en lo difícil de las comunicaciones terrestres allí, en la cantidad de familias que viven en pequeños resguardos en las montañas y en lo difícil que será evitar desgracias para sus vidas pues quizás será demasiado tarde para ellos. Y todo ello ocasionado por la sed de poder, por la falta de sensibilidad humana de unos pocos que están sentados cómodamente en los sillones de sus despachos a muchos kilómetros lejos de allí.
Mucha fuerza Chucho, Martha, Menchu, Ricardo, Marco Tulio y todos los demás de la Nasa Cxha Cxha, y mucha fuerza también para todos los niños de Belalcázar a los que conocí y con los que que compartimos unos días estupendos.
1 comentario:
Qué pasa señora comprometida? Llevaba tiempo sin meterme en tu blog debido a que he estado liado escribiendo, para ver si me puedo ganar el pan con ello, aparte del curro habitual... Pero bueno, me ha dado una vuelta y veo que sigues igual, sin zapatos a tu medida, salvando el mundo y metiendo la nariz en lugares curiosos. Por cierto, hablando de tochas (no lo puedo vitar, de vez en cuando, soy un poco macarra madrizzzleño)me encanta tu historia del pañuelo de papel y de los niños. No puedo evitarlo, me sale la vena narradora, y lo hubiese llamado al post "El pañuelo de papel"... Entrañable, y muy majos los niños, han adoptado a una nueva mamá... eso sí que calza unas peanas de cuidado.
Pues nada, ten cuidado con los volcanes, y un beso.
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