7 de febrero de 2008

Buscadores

Vi un programa en televisión en el que un tipo se definía a sí mismo como buscador, pero buscador de rincones en su propia ciudad (Barcelona, para más datos).
Yo no sabía muy bien cómo catalogar esa parte de mí, de mi afán por los paseos perdidos, sin rumbo fijo por mi ciudad. Pero al escuchar lo que él decía y ver lo que hacía supe que éramos iguales. Buscadores de historias, buscadores de detalles, de lo raro, de lo especial, de sonrisas, de llantos callados, de esquinas oscuras y de haces de luz.
Ya he dicho que Bogotá -la metrópolis en sí y no su gente- no es un lugar amable ni acogedor para el extraño. Ahora sé que se trata de una ciudad para buscadores.

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