Ahí está de nuevo el helicóptero. Cuando cada día llega a la mitad, empieza el espectáculo. Sobrevuela hacia la derecha, luego regresa hacia la izquierda y vuelve a pasar en diagonal.
El caso es que, es posible que se trate únicamente de pasadas de reconocimiento militar. Pero eso yo no lo sé y no estoy familiarizada con ese despliegue que, más que otra cosa, a mí me asusta. Debe ser como todo, cuestión de acostumbrarse.
Aunque esto te deja con una sensación de vivir en una situación de permanente alerta que, la verdad, no es nada recomendable y mucho menos tranquilizadora.
Con ello quiero decir que, si ante unas simples sobrevoladas de helicóptero una se siente inquieta, prefiero no saber lo que es el vivir constantemente en peligro real, sin libertad y a expensas de la voluntad de unos pocos violentos.
1 comentario:
Eso si se le advirti'o reina!!
El que quiere marrones...
un besito! cuentame c'omo va todo
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